El tiempo que parece eterno
¿Has sentido alguna vez la sensación de que el tiempo no pasa? Sobre todo cuando quisieras que una situación terminara, pero parece que se alarga, se vuelve lenta y cansa.
Sin embargo, cuando estás en un momento que quisieras congelar, que nunca se terminara, de repente se acaba.
Hoy solo puedo pensar en la frase:
“Todo tiene su final, nada dura para siempre”, de la canción de Héctor Lavoe.
Un trayecto que nunca termina
Hace unos días, cuando el cansancio se sentía en mis pies y lo único que anhelaba era llegar a casa, descargar maletas, descansar, tomarme una buena taza de café y hablar, los pasos parecían más cortos, las calles se alargaban y, del día gris, algunas gotas se escapaban.
El trayecto en tren, que debía durar cinco horas, se sintió eterno. Incluso cuando por fin llegué y tomé un bus, los minutos seguían pesando, como si cada paso me alejara en lugar de acercarme. ¿No te ha pasado alguna vez que parece que nunca vas a llegar?
Pero ya pasó, como siempre pasa todo.
El reloj de Praga y su recordatorio
Durante mi visita a Praga, algo me dejó reflexionando: su reloj astronómico, una maravilla medieval en el que cada hora, un esqueleto toca la campana, y aparecen los doce apóstoles por unas ventanas.
Ese esqueleto, símbolo de la muerte, parece susurrar que el tiempo avanza, que la vida es efímera, y que todo tiene su final.
En esos momentos en que el tiempo parece eterno, como las calles que se alargan y los pasos que se acortan, el esqueleto del reloj nos recuerda que incluso lo más incómodo y lo más hermoso se convertirá en un recuerdo.
Todo pasa, todo vuelve
Mira cómo todo ya ha pasado:
Esa situación que dolía, ya se esfumó.
Esa tormenta interminable, ya terminó.
Esos sueños lejanos, ya los viviste.
Esos momentos alegres, ya son solo recuerdo.
Quizás ahora mismo estás en un momento que parece eterno, pero el tiempo sabe lo que hace. Todo tiene su hora.
La promesa de estar presente
El tiempo y el tic-tac del reloj me recuerdan que todo, absolutamente todo, pasa. Bueno o malo, todo es efímero. Por eso, me he prometido estar presente en cada instante, disfrutar hasta lo más mínimo y vivir como si mañana fuera a acabar.
Aunque los momentos incómodos me hagan sentir que nunca terminarán, intento observarlos, entenderlos y aprender. Porque, como dice el cliché: “Hay que vivir cada día como si fuera el último.”
Vivir como el reloj
El reloj de Praga nunca se detiene, como tampoco lo hace el tiempo. Cada campanada, cada paso del esqueleto es un recordatorio de que la vida sigue. Mi camino está lleno de recuerdos, aventuras y aprendizajes, pero lo importante es no quedarme atrapada en ellos.
Hoy estoy aquí, presente, abierta a nuevos sueños, nuevas experiencias y nuevos finales. Porque el tiempo corre, y quiero que mi vida sea tan fascinante como el espectáculo de un reloj que, cada hora, me recuerda que el momento más importante es siempre ahora.
Marte de Arte
Como ya sabes, aquí te invito a escribir y a reflexionar sobre la vida, así que te comparto algunos ejercicios que pueden conectarte con el tiempo, como lo ves y lo sientes y a recordar aquellas cosas que quizás has estado posponiendo.
1. Crea tu “Diario del Tiempo”
Dedica unos minutos al día para escribir cómo percibiste el tiempo. ¿Fue lento o rápido? ¿Qué momentos te gustaría recordar para siempre? Reflexionar a través de la escritura te ayudará a conectar contigo mismo y a valorar los instantes cotidianos.
2.Escribe una lista de "momentos por vivir"
Haz una lista de pequeñas cosas que siempre has querido hacer pero que pospones. Desde mirar un amanecer hasta escribirle a un amigo que hace tiempo no ves. Prométete tachar al menos una cosa cada semana.
Y por ultimo: Atrévete a vivir como si fuera tu último día
Te invito a hacer un ejercicio: piensa en cómo sería tu día si supieras que es el último.
¿Qué harías?
¿A quién llamarías?
¿Dónde pondrías tu energía?
No se trata de vivir con miedo o urgencia, sino de conectar con lo que realmente importa. Quizás te des cuenta de que las cosas más valiosas están justo frente a ti: una conversación con alguien querido, un paseo tranquilo, o incluso disfrutar de tu café favorito.
Hoy es tu oportunidad de ser intencional, de estar presente y de crear momentos significativos. Atrévete a vivir plenamente, sin guardar sonrisas, abrazos o palabras importantes para “después”.
Gracias por leer mis historias y lo que tengo por decir.
Me despido por ahora…
Deseo que tengas un feliz día, una feliz semana y una feliz vida.
Y que disfrutes tu martes de Arte.
Con Amor.
Muy bien, efectivamente todo tiene un final sea que estemos pasandolo bien o mal, nada dura para siempre........
Qué lindo, Lauuuu. Me encanta, gracias por recordarnos sobre la impermanencia de la vida, el tiempo que no vuelve y a valorar cada instante. Un abrazo gigante.